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Con la instalación de motores de agua, se inicia proyecto para el mejoramiento de la calidad de vida de dos comunidades del pueblo Ayoreo Totobiegosode

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Con la instalación de motores para la extracción y la distribución de agua desde el tajamar hasta el aljibe comunitario en la comunidad Chaidi, se inició el proyecto denominado «Fortalecimiento de medios de vida de comunidades del pueblo Ayoreo Totobiegosode afectados por la pandemia de COVID-19». Tiene como objetivo contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de dos comunidades del pueblo Ayoreo Totobiegosode, entre ellas, Chaidi y Arocojnadi, ubicadas en el departamento de Alto Paraguay, Chaco. El mismo es implementado por la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas (FAPI) y la Organización Payipie Ichaide Totobiegosode (OPIT), y cuenta con la financiación de la organización global de Pueblos Indígenas ELATIA.

De esa forma se ha logrado mejorar las condiciones de acceso y seguridad hídrica de 20 familias que integran la comunidad Chaidi.  Sin los motores, mujeres y hombres de la comunidad deben acarrear agua por 1,5 kilómetros todos los días y solo cuando disponían de dinero para comprar combustible podían realizar esta tarea con el apoyo de vehículos comunitarios. El proyecto tiene como destinatarios a unas 114 personas del pueblo Ayoreo Totobiegosode.

Así también, el proyecto tiene previsto impulsar cadenas de valor sostenibles de productos provenientes de territorios indígenas para la generación de ingresos y la conservación de los bosques; así como promover la venta de las artesanías elaboradas por los miembros de las dos comunidades mencionadas.

 

Por otra parte, este mismo proyecto busca facilitar la articulación de los artesanos de la OPIT con el IPA, registrar a sus artesanos/as e identificar conjuntamente nichos de mercado y articular con instituciones públicas y privadas para impulsar la venta de artesanía en formatos tradicionales u otros que con innovación combinan la artesanía indígena para decorar productos como carteras, cintos, zapatos, utensilios etc.

La producción de artesanías, desde siempre ha ocupado un lugar especial como fuente de ingresos económicos para mujeres y hombres de las comunidades indígenas. Una labor que refuerza los saberes propios sobre la elaboración de utensilios necesarios para la vida y en la que se guarda altas expectativas por ampliar los actuales focos de comercialización.

Las necesidades de cuarentena y las restricciones de circulación por la Pandemia por COVID-19 han impactado fuertemente en esta fuente de generación de ingresos para la mayoría de las comunidades indígenas y entre ellas a las comunidades del pueblo Ayoreo, del Chaco paraguayo, cuya artesanía es reconocida por los no indígenas, principalmente los bolsos tejidos con fibras naturales de karaguata (bromelia) y teñidos con tintes naturales, cuyo proceso de elaboración es bastante largo, generándose piezas que luego son ofertadas en los centros urbanos. Algunas logran vender directamente y otras a través de intermediarios a precios muy bajos. Los ingresos generados con la venta de artesanía, miel silvestre y picantes, son destinados a la compra de alimentos, medicamentos, combustible, repuestos de equipos, a todas las necesidades que no son cubiertas con la cacería y la recolección.

En el último año la producción de artesanía ha disminuido considerablemente debido a la poca o nula venta en los centros urbanos más cercanos. Al no poder viajar los líderes designados para la venta, este ingreso económico que ha disminuido considerablemente y ello ha afectado a la economía comunitaria.

 

 

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