En las últimas semanas, diferentes comunidades indígenas del Chaco y de la región oriental comenzaron a cerrar sus accesos para evitar la llegada del coronavirus. A la par de continuar vigilantes con esta estricta medida, aguardan la llegada de kits de alimentos y ayudas prometidas por el gobierno, ante la necesidad y el hambre que están pasando sus pobladores. Asimismo, la falta de agua en las comunidades hace que sea más difícil seguir con las instrucciones sanitarias de lavarse las manos constantemente o de utilizar alcohol en gel, un elemento considerado un lujo dentro de las comunidades, por su alto costo. Dirigentes y comunicadores de las organizaciones miembros de la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos indígenas (FAPI) comparten la realidad que están viviendo en las comunidades que integran sus asociaciones en este tiempo de la pandemia.
Si el virus llegara a entrar a nuestras comunidades “los Pueblos Indígenas estaremos fritos”, afirma seriamente Cándido Vinz, presidente de la Organización del Pueblo Enlhet Norte (OPEN), quien vive en la comunidad Armonía, distrito Teniente Irala Fernández (departamento de Presidente Hayes, Chaco) porque “aquí no tenemos centros de salud con medicamentos, ni terapia intensiva ni como trasladar rápidamente a un paciente”.
Como una forma de cuidarse mutuamente entre los miembros de la comunidad, desde hace unas semanas en la comunidad de Cándido cierran la entrada principal para que no ingresen personas extrañas. Para que la medida sea efectiva, 14 guardias de seguridad comunitaria se encargan de rotar de modo a que el puesto esté cubierto las 24 horas.
En cuanto a las medidas de higiene Vinz explica que se hace difícil el lavado de manos porque dependen de que haya o no lluvia para hacerlo. “No tenemos acceso a agua, el otro día llovió un poco y se llenó nuestro aljibe, por eso nos estamos lavando un poco más las manos. Pero alcohol en gel, cero, no usamos. Solo si alguien sale a la ciudad y se va al supermercado el guardia pone en la entrada un poco. Ese es el único momento que usamos alcohol gel”.
Mientras pasan los días de esta cuarentena, están aislados y el principal problema es que la gente ya no trabaja, no tiene un ingreso y están pasando días difíciles. “Estamos esperando, nos prometieron que esta semana llegaría. Pero se acerca el jueves y viernes santo, feriado total y aún no sabemos nada. Ojalá llegue la ayuda como prometieron”, señala Vinz.
Caaguazú
Al igual que en Armonía, en la comunidad Che Iro Ara Poty, del pueblo Mbya Guaraní, ubicada en el distrito de J. Eulogio Estigarribia, Caaguazú, siguen aguardando la entrega de kits de alimentos. Además, hace unos días también está restringida la entrada de personas que no forman parte de la comunidad. “Pusimos un cartel de ‘prohibido’ y ponemos el número de celular del líder de la comunidad por cualquier cosa. Hicieron lo mismo otras comunidades como La Esperanza, Jaguary y San Juan, todas de la zona”, explica Concepción Aquino, comunicador de la radio Che Iro Ara Poty, quien indicó que por el momento les dieron un poco de ayuda los menonitas, pero que de otra parte no llega ninguna otra respuesta.
En Itapúa
Ni bien comenzó la cuarentena, Alberto Vázquez, presidente de la Asociación de Comunidades Indígenas de Itapúa (ACIDI), llamó a todos los líderes de las diferentes comunidades del departamento para pedirles que no salgan, y que les transmitieran eso mismo a la gente, que mientras tanto, no lo hagan, tampoco para ofrecer su artesanía o su miel.
“Las comunidades indígenas de Itapúa se cuidan no saliendo de sus comunidades”, señala Vázquez, e indica que no hizo falta cerrar el acceso porque la gente respeta y no entran a las comunidades ni tampoco se está saliendo.
Las 850 familias que forman parte de las comunidades aglutinadas a la ACIDI, aún siguen esperando los kits de alimentos, prometidos por el gobierno. Vázquez explica que no saben hasta donde podrían aguantar las comunidades con subsistencia propia, y que si para la segunda quincena de abril no llegase ninguna ayuda sería realmente una situación preocupante, de muchísima necesidad.
“En la gobernación dicen que están viendo para completar los alimentos y que cuando lo hagan van a entregar. Si no llega la ayuda para la segunda quincena de abril va a estar jodida la situación para las comunidades. Necesitaríamos muchos víveres para ese entonces. Por ahora aún hay autoabastecimiento pero ya está comenzando la escasez, se hará muy difícil la situación a medida que pasen los días. Además, ahora también los almacenes que están en los alrededores de las comunidades ya casi no tienen nada. Por ejemplo, en la comunidad Pindó, de San Cosme y Damián, se siente ya la necesidad. Los almacenes ya no tienen siquiera harina, ni aceite”.
Agrega que como ACIDI quieren que alcancen los kits para todas las familias indígenas del departamento, que no le falta a ninguna.
En cuanto al lavado de manos, explicó que lo hacen con jabón común y agua, en algunas comunidades si tienen acceso al agua y que en otras tienen que ir a buscar del arroyo.
En Boquerón, Chaco
Floris Yegros, del Pueblo Nivaclé, dirigente de la Federación Regional Indígena del Chaco Central (FRICC), explica que las familias del complejo Yalve Sanga, distrito Loma Plata, departamento de Boquerón (Chaco), siguen aguardando la llegada de los kits de alimentos, y comenta que los que llegarían ya no tienen 40 kilos, sino solamente 23 kilos para cada familia. “Las comunidades que forman parte de la FRICC están en la misma situación, están necesitando mucho. Hay muchísima gente que no trabaja más, que necesita mucho”, señala Floris.
Agrega que desde la municipalidad de Boquerón, la junta aprobó 260 millones de guaraníes para la generación de kits de ayuda pero todavía no recibieron la asistencia por parte de la comuna.
Asimismo, comenta, que en las comunidades de Yalve Sanga tienen que pagar la tarifa de la luz, que les llega desde Filadelfia, y que las comunidades desconocen si se les exonerará o se les acumulará el gasto por energía eléctrica.
Respecto a los cuidados por parte de los miembros de la comunidad hace unos días cerraron para el ingreso de personas ajenas a la comunidad. Los guardias de la seguridad comunitaria son los encargados del control, del acceso durante el día y la noche.
Agrega, por último que espera que en este tiempo no falte jabón en las comunidades, porque el alcohol en gel tiene un algo costo que no es posible solventar por los miembros de las comunidades. “La comunidad se está cuidando mucho. Está cumpliendo con las medidas como se debe”, añade Yegros.
Faldi Domingo, comunicador de la Federación de Pueblos y Organizaciones Indígenas Chaco del Py (FEPOI) explica que en la comunidad de Casuarina que integran cinco aldeas, entre ellas Campo Virgen, Campo Grande, La Serena, La Corona y La Promesa, ubicadas en Boquerón (Chaco) siguen esperando la llegada de los kits de alimentos. “Unas 400 familias estamos esperando la llegada de los víveres. Algunos están pasando hambre”, denuncia Domingo. Añade que no están cerrando el acceso a la comunidad, porque hasta allí solamente llegan los policías.
Para el lavado de manos, explica, que esta semana lo pueden hacer porque la lluvia llenó sus aljibes. Pero anteriormente, estaban con escasez de agua.
En Presidente Hayes
Demetrio Rojas, del pueblo Enxet Sur, presidente de la Organización Mismo Indígena (OMI), quien reside en la comunidad Santa Fe, ubicada en El Estribo, distrito de Teniente Irala Fernández (Chaco) dice que en cuanto a lo que se refiere al coronavirus, está controlado, aún no tienen casos en la comunidad. Pero respecto a la alimentación no está bien la situación. “Falta alimento, es preocupante lo que está pasando. Nos prometen que llegarán los kits pero aún no lo hacen. La gente está luchando. El presidente de la República prometió ayuda, el gobernador también, pero hasta el momento no llegan los alimentos. Se alarga el tiempo y la gente está pasando necesidad”, comenta.
Adelanta que los líderes de diferentes comunidades de la zona están organizando una manifestación en la entrada del Km 372 en protesta de la cantidad de donación en dinero que recibió el gobernador para la compra de kits y aún no les llega el alimento. Además, denunció que los kits, ahora ya no tienen 40 kilos, por familia, como habían denunciado las autoridades, sino solamente 23 kilos.
Por otra parte, explica que como una medida de prevención lo que están haciendo en su comunidad es cerrar el acceso, “desde la punta de 72, San Carlos, 13 de marzo, Santa Fe, hasta Armonía. Solamente pueden entrar los miembros de la comunidad y los macateros que hacen reparto y reposición de alimentos para abastecer los almacenes, al resto no le dejamos pasar, los que solían estar en la calle”. Comenta que los guardias de seguridad comunitaria rotan cada seis horas para cubrir las 24 horas el puesto.
Respecto a los cuidados de higiene, indica que esta semana tienen agua gracias la lluvia y que por medio de eso la gente se está pudiendo lavar las manos.Además, para enfrentar la pandemia, los ancianos y los chamanes hacen ritos y ceremonias.
Don Felipe Fernández, dirigente de la Asociación Angaité para el Desarrollo Comunitario (ASADEC), de Presidente Hayes,de la comunidad La Patria, que aglutina a 18 aldeas, comparte su preocupación por el hambre y la necesidad que están pasando en su comunidad. “Aquí está cerrado, no podemos salir, estamos preocupados porque no nos llega nada de ayuda. El intendente del distrito de Puerto Pinasco nos dice que el gobernador es el encargado de llevar los kits y el gobernador culpa al intendente. Entre los dos se tiran la pelota. Mientras, la gente no sale, no hay víveres. Y ahora solamente ya dicen 23 kilos por familia, muy diferente a lo que inicialmente anunciaron, de 40 kilos por familia”, expresa.
Alto Paraguay
Por su parte, Taguide Picanerai, de la organización Payipie Ichadie Totobiegosode, de Alto Paraguay, señala que en su comunidad, Chaidi están bien, pero que están a la espera de la asistencia alimentaria, al igual que en otra comunidad del Pueblo Aayoreo, Arocojnadi, que aún no ha llegado.
Cantos y danzas para que termine esta pandemia
Antolina González, dirigente de la asociación Teko Yma Jee’a Pavé, de Caazapá, y parte de la comisión directiva de la FAPI, señala que en su comunidad, Ypeti, del pueblo Mbya Guaraní, ubicada en el departamento de Caazapá, están bien, yendo a la chacra, compartiendo entre los miembros de la comunidad. Comenta que no cierran el acceso porque normalmente allí no entra nadie que no forme parte de la comunidad, y tampoco nadie sale. “En estos tiempos hacemos cantos, bailamos, rezamos para que termine esta enfermedad”. Agrega que ya recibieron los kits de alimentos y que se cuidan entre todos en la comunidad, con el lavado de manos y también con medicina que les provee el bosque.
Al igual que en la comunidad de doña Antolina González, en la comunidad de Ismael López, comunicador de la Asociación de Comunidades Indígenas Ava Guaraní de Alto Canindeyú (AAGAC) están bien. Explica que no cerraron el acceso a su comunidad, Arroyo Mokoi, ubicada en el distrito de Ybyrarobana, Canindeyú, porque allí, por este tiempo, no llega ni sale nadie.
Las comunidades indígenas en Paraguay buscan diferentes formas de hacer frente al coronavirus, para que no llegue a sus comunidades. Y sobre todo para resistir al hambre, a la falta de agua, a las necesidades que tienen cada día, a la espera de respuestas del Estado, no solo en tiempos de esta pandemia, sino desde hace mucho tiempo.