La Revista Acción publicó en su última edición un artículo sobre el Plan Nacional de los Pueblos Indígenas. A continuación compartimos el texto completo, y más abajo, la publicación virtual.
El Plan Nacional de Pueblos Indígenas (PNPI) 2020-2030 es una hoja de ruta que incorpora recomendaciones y propuestas concretas de soluciones construida por los representantes de los 19 pueblos indígenas que habitan el Paraguay. Entre otras cosas, en el documento están plasmadas las acciones a ser ejecutadas por los tres poderes del Estado para que el buen vivir sea una realidad concreta y visible para los Pueblos Indígenas en el país. Actualmente, un equipo interinstitucional e intercultural se encuentra promoviendo espacios de diálogo con las autoridades públicas para que las mismas incorporen el contenido del PNPI a sus instituciones y áreas de trabajo.
El Plan Nacional de Pueblos Indígenas contiene respuestas, propuestas y sobre todo soluciones concretas identificadas y definidas por los mismos pueblos indígenas de Paraguay desde su propia cosmovisión para que se haga realidad la forma que desean vivir, en cuanto a la tierra, el territorio, la justicia, el agua, la vivienda, la salud, la educación, la situación respecto a los pueblos en aislamiento voluntario y contacto inicial, entre otros aspectos que hacen a la vida misma de cada cultura y comunidades indígenas. Todo ese contenido trabajado, compartido y reflexionado está reunido en una publicación relevante y vinculante que fue aprobada por decreto presidencial número 5897/2021, del 25 de agosto de 2021.
El material fue construido a lo largo de 18 jornadas-talleres regionales en todos los departamentos del país con población indígena, realizados durante seis años ininterrumpidos. En el proceso de construcción del PNPI (2016-2021) participaron más de mil líderes, lideresas y referentes de organizaciones indígenas, con un proceso de consulta participativa con representantes, que buscó asegurar, a través de diferentes mecanismos, que los Pueblos Indígenas cuenten con espacios adecuados de participación para expresar sus demandas y propuestas desde su cosmovisión, tengan participación en todas las instancias técnicas de formulación del instrumento del Plan y puedan ejercer su derecho de decisión política en la instancia de validación. Don Hipólito Acevei es presidente de la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas (FAPI) y parte del equipo impulsor del Plan Nacional desde sus inicios hasta la actualidad. En una descripción que hace Acevei del Plan Nacional señala que es fundamental para el trabajo y el camino a seguir desde los diferentes programas, instituciones y áreas de trabajo de los tres poderes del Estado en todo lo referente a pueblos indígenas para llevar adelante un trabajo eficiente y que logre realmente ese buen vivir, de vida en armonía anhelada. El Plan Nacional de Pueblos Indígenas, dentro de su elaboración, tuvo tres etapas de trabajo, que abarcaron seis años de labor conjunta, entre pueblos Indígenas y representantes de instituciones de los tres poderes del Estado. En este proceso, se elevó la consulta en una primera instancia a representantes de pueblos indígenas de todos los departamentos y municipios del país, y la consigna era intercambiar y reflexionar sobre “cómo vivíamos antes, cómo vivimos ahora y cómo queremos vivir mañana”, recuerda don Hipólito Acevei. Una vez concluidos los aportes, desde las voces y la participación de los pueblos indígenas, un equipo técnico y jurídico realizó la sistematización de los trabajos, que fueron plasmados en un material publicado y posteriormente entregado al presidente de la República, Mario Abdo Benítez, y tiempo después, el 25 de agosto de 2021, fue aprobado por Decreto N° 5897. Respecto a la relevancia del Plan Nacional de Pueblos Indígenas, don Hipólito Acevei afirma que por ser un instrumento vinculante es de mucha importancia para su implementación, tal cual está en el mandato del decreto. Aplicación y situación actual “Actualmente ya está avanzando en su implementación en talleres que se están realizando entre representantes de las instituciones públicas, especialmente quienes impulsan programas relacionados a los temas que aborda el Plan Nacional, que tienen relación con las actividades y acciones que están plasmadas en los diferentes ítems del PNPI, que deben ser incorporadas por las instituciones públicas para su cumplimiento puntual”, agrega Acevei. Comenta que de la forma en que se está trabajando actualmente se espera que las instituciones públicas que tengan programas destinados para pueblos indígenas ya tengan definida, de acuerdo a lo que les corresponda, la incorporación dentro de su presupuesto puntual de estos temas e ítems del PNPI, para que de esta manera sirva y que sea una solución a la situación de los pueblos indígenas, y sobre todo para tener claridad de cómo se dará cumplimiento a cada uno de ellos dentro de los ejes enmarcados en “cómo los Pueblos Indígenas queremos vivir mañana”. Equipo interinstitucional e intercultural Este año se conformó el equipo interinstitucional e intercultural que tiene como tarea llevar adelante y poner en vigencia plena el Plan Nacional de Pueblos Indígenas.
Don Acevei también destacó la importancia del trabajo conjunto con las autoridades y que es el momento de llevar a cabo las acciones que establece el Plan Nacional de Pueblos Indígenas, destacando que este decreto es un compromiso formal del Gobierno nacional frente a las Naciones Unidas. La elaboración de este plan fue una recomendación de las Naciones Unidas en el Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas, para apoyar el proceso de diálogo político entre Pueblos Indígenas, Gobierno y el sistema de las Naciones Unidas (NN. UU.). Implicancia Según destaca el mismo documento, la relevancia del PNPI es múltiple. Desde la perspectiva jurídica identifica las acciones prioritarias para efectivizar los derechos de los pueblos establecidos en la Constitución Nacional de 1992, en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, en la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y en varias convenciones internacionales de derechos humanos ratificadas por el Paraguay. Asimismo, su aprobación da cumplimiento a recomendaciones efectuadas al Estado paraguayo por la Relatora Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2015), por la Relatora Especial sobre el Derecho a la Alimentación (2017), por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (2015), y por otros órganos de tratados y otros procedimientos especiales. Desde la perspectiva cultural, la decisión de tomar los valores fundamentales para los Pueblos Indígenas, definidos desde sus cosmovisiones, como los valores del Plan, lo dota de un carácter innovador y profundamente intercultural. Estos valores constituyen un punto de partida a ser ampliado y profundizado para que nos podamos aproximar como sociedad a la enorme potencia de las epistemologías indígenas desde sus saberes. Desde el punto de vista político, el PNPI implica la adopción plena del enfoque de derechos en las relaciones entre el Estado y los Pueblos Indígenas, practicando la consulta y la cooperación, con base en los principios de la justicia, la democracia, el respeto de los derechos humanos, la no discriminación y la buena fe. Como herramienta guía de políticas públicas, el PNPI aspira a ser de utilidad a las instituciones estatales en el cumplimiento eficaz de todas sus obligaciones para con los pueblos, así como a sus comunidades y organizaciones, a los organismos internacionales de cooperación, a las instituciones académicas y a las entidades del sector privado, fortaleciendo una acción colectiva, coordinada, cooperativa y de corresponsabilidad.
Pueblos Indígenas en Paraguay La población indígena que habita en el Paraguay comprende a 19 Pueblos Indígenas pertenecientes a cinco familias lingüísticas, con un total de 117.150 personas. Cada uno de estos pueblos posee una cultura milenaria expresada en su lengua, conocimientos y prácticas ancestrales En cuanto a la distribución demográfica, en la actualidad el 52% de la población indígena vive en la Región Oriental y el 48% en la Región Occidental. Respecto de la distribución poblacional según departamento, el 66,7% de las y los indígenas se encuentra asentado en los departamentos de Presidente Hayes, Boquerón, Canindeyú y Amambay. Los departamentos de Caaguazú, Alto Paraná, Alto Paraguay, Concepción, San Pedro y Caazapá comprenden al 28 %, y el restante 5,3% habita en los demás departamentos del país. La población indígena está asentada predominantemente en áreas rurales, un poco más del 91%. Entre los pueblos, los Maká y los Guaraní occidentales son los únicos grupos indígenas que residen, en su mayoría, en el área urbana.
Áreas estratégicas El PNPI cuenta con cuatro áreas estratégicas, entre ellas, el fortalecimiento de las formas de ser indígena y sus cosmovisiones; la Garantía de Derechos; el Acceso a Derechos Económicos Sociales, Culturales y Ambientales; y la de Grupo de Especial Atención. Además, cuenta con dos ejes trasversales, que son parte de todo el proceso de implementación del PNPI: Consulta y Consentimiento Libre Previo e Informado, y Gestión gubernamental culturalmente apropiada. En cada una de esas áreas estratégicas se despliega una línea de trabajo correspondiente con esa área, con objetivos generales, específicos, medidas centrales y las instituciones responsables, al igual que las alianzas estratégicas. Decreto presidencial que aprueba el Plan Nacional El Decreto 5897/2021 dispone la difusión del PNPI, de manera a posibilitar su pleno conocimiento por parte de toda la población indígena que habita en el país, así como por los sectores públicos y privados. Asimismo, exhorta a los organismos e instituciones dependientes del Poder Ejecutivo la toma de razón del contenido del PNPI y la implementación de las medidas institucionales necesarias en el ámbito de sus competencias para priorizar y facilitar la aplicación del Plan, bajo la rectoría del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi). Insta además a los organismos y entidades del Estado a que arbitren los mecanismos necesarios para garantizar la efectiva implementación de las acciones de este Plan.
Antecedentes En el año 2007 había sido aprobada en la Asamblea General de la ONU la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que fuera ratificada en el 2014 por los gobiernos. Ese año las autoridades nacionales se comprometieron a cumplir con las disposiciones establecidas y a trabajar con los Pueblos Indígenas en la formulación de planes que permitieran transformar y aplicar los principios de la declaración en acciones concretas. Para que ello sea una realidad fueron claves el acompañamiento y el apoyo de la Dra. Myrna Cunningham, expresidenta del consejo directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), y de su equipo. Es así que inmediatamente representantes del Gobierno, de las organizaciones indígenas y de organismos internacionales empezaron a integrar los equipos de trabajo y a iniciar un proceso participativo, con la consulta a comunidades y pueblos de todos los departamentos del país. El documento El Plan Nacional de Pueblos Indígenas (PNPI) es un documento trabajado, desde una consulta y participación plenas. Allí están plasmada la forma de articular entre los diferentes ministerios, con el Poder Judicial y el Legislativo. En ese contexto, todo el proceso estuvo acompañado por la Cancillería, a través de la Dirección de Derechos Humanos, y también del Instituto Paraguayo del Indígena (INDI). Asimismo, el documento contempla una gobernanza institucional, encabezada por la Unidad Técnica de Gestión Social, el INDI, el equipo impulsor del PNPI y representantes de pueblos indígenas del Paraguay. Entre las tareas prioritarias en términos estratégicos se encuentra la vinculación del PNPI con el PND y PNRP, y su consiguiente armonización con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. A su vez, busca propiciar la presentación articulada del PNPI y del PNRP a los gobiernos departamentales y municipales, para la incorporación de líneas estratégicas vinculadas a los Pueblos Indígenas en el Plan de Desarrollo Departamental (PDD) y Plan de Desarrollo Municipal (PDM). Junto con el ente rector, la STP y el MDS, por sus competencias, serán claves en dicho proceso.
En la implementación del PNPI se busca garantizar la dimensión de territorialidad de las acciones y la adecuada articulación con las comunidades indígenas. El MDS desempeñará un rol central en esta dimensión en la estrategia de abordaje en territorio, en coordinación con el ente rector, en el marco del PNRP y los programas sociales que viene implementando. s Realidad de los Pueblos Indígenas recogida en el proceso de construcción del plan En el proceso de consulta para la construcción del PNPI se expusieron múltiples y complejas problemáticas que afectan a los Pueblos Indígenas que viven en las diferentes zonas y regiones del Paraguay. A continuación, una síntesis de la situación expuesta durante el proceso de formulación del Plan: “Los Pueblos Indígenas tenían una vida mejor basada en la libre determinación y la autonomía, con una vida colectiva y armoniosa con la naturaleza, sin fronteras, porque no les faltaban tierras, alimentos y aguas pues los encontraban en el bosque, en el cerro, en la pesca, en la caza y dentro de sus territorios. Respetaban los ciclos de la naturaleza para producir, también sabían cómo enfrentar y superar las diferentes enfermedades a través de su medicina propia y de las prácticas de curación tradicional, desde la sabiduría indígena. Dentro de la cultura de cazadores-recolectores y pescadores, cada integrante de la familia tenía su labor en la cacería, pesca, recolección de frutas silvestres. Había suficiente tierra buena para la agricultura y la cosecha. La comunicación entre comunidades se daba a través del jovía, pero también interpretar el entorno era importante: el canto de las aves y animales silvestres, el sueño, el pensamiento, la lluvia, el sol, el viento. En la actualidad es la pérdida de los territorios indígenas la base de las problemáticas que afectan. Debemos interactuar con otras culturas no indígenas que muchas veces desconocen y desvalorizan nuestras formas de vivir, traen nuevas enfermedades, vicios como el alcohol y las drogas antes desconocidos por nuestros pueblos. Además, se generan divisiones a causa de los partidos políticos y de las religiones externas, avanzan nuevas formas de semillas transgénicas y, en consecuencia, se pierden las bases, las condiciones de la seguridad alimentaria, del buen vivir, del Tekoporã. Tenemos marcos legales que en muchos casos son iniciativas y conquistas de los Pueblos Indígenas, leyes que nos favorecen, comenzando por la Constitución Nacional, pero aún falta que se cumplan. “En algunas comunidades tenemos acceso a servicios y programas, pero para avanzar necesitamos complementar lo propio con acciones adecuadas de las instituciones públicas para encontrar una renovada forma de recuperar la tranquilidad o un estado de bienestar colectivo. A partir de estos cambios es que debemos entender la relación los pueblos indígenas y el Estado, que, como garante de nuestros derechos e implementador de políticas públicas, necesariamente debe precautelar nuestras formas de vivir, respetar, proteger y garantizar nuestros derechos, desde el reconocimiento de nuestra dignidad y diversidad cultural, en concordancia con la Constitución, las leyes, convenios, acuerdos, tratados y declaraciones, nacionales e internacionales”.
—–